Los sentidos en el
espacio, las emociones fuertes y el valor de los rincones.
Somos más fuertes dependiendo de dónde nos situemos, cada
metro cuadrado de una sala apareja otras sensaciones y a su vez nuevos puntos
de vista y percepción de la realidad.
Nuestro ego aumenta si nos situamos arriba del tembleque y a
los ojos de los demás aún somos más grandes de lo que uno mismo pueda sentir.
Más alto, más grande, más fuerte, así nos sentimos si estamos preparados para
ser el líder, si no es así y sientes pavor por las alturas a la que llega el
alma sitúate en el centro refugiado entre las masas, escondido y con tu ego a
un nivel medio. Pero la verdadera fortaleza del individuo reside en los
rincones, es el lugar de refugio y de los llantos, donde recapacitamos sobre
nuestro ser y donde el alma se encoge. Los niños allí lloran y los abusones
donde arrinconan a las presas, sin escapatoria ni alternativas el rincón es
donde nos sentimos más cobijados pero a su vez donde más desprotegidos estamos.
Y que pasa con las ventanas, no es lo mismo una claraboya en
el centro del habitáculo que alumbre a todos por igual que si estuviese al final
donde están los líderes elevándolos al grado de dios. Líderes de masas,
caudillos y charlatanes son quienes ocupan con mayor ahínco estos lugares.
Otros lugares tan sencillos como una clase con ventanas dice mucho de quien a
su lado se sienta, es decir, el alumno que a su lado está es más propenso a
despistarse y tener un alma más acorde con el exterior al contrario que el
sentado al lado de la pared más centrado en su deber.
Ver paredes y paredes y más paredes y entre tanto y tanto
una línea de luz. Somos presas claustrofóbicas, tanto en una gran caverna oscura
como atrapados en una cabina telefónica a
la luz del día. En la primera la desorientación nos incomoda, somos animales
dependientes de nuestra vista pero en la segunda a plena luz del día y
orientados no resistimos a estar encerrados. Y la misma ventana que una clase
nos da libertad si estamos entre cuatro ventanas nos la quita. Al fin y al cabo
son paredes transparentes. Pero peor son las ventanas de las prisiones.
Entonces ¿cuál es lugar perfecto?, creo por conocimiento que
donde estés más en paz ese debe ser tu hogar, y no tiene porqué ser el mismo
siempre, obcecado en no cambiar.
Arriba y abajo son jerarquizaciones y horizontalmente
igualaciones, así pasa tanto en las matemáticas como en la cultura, pero nadie
recuerda los rincones. Ellos están en todas las posiciones y es el lugar donde
se escriben las anotaciones, sumas simples en los papeles, los espías en el
cine y en casa las arañas. Tan importante es una esquina que sin ellas todo
sería plano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario